miércoles, 15 de febrero de 2017

La homeopatía se apodera de nosotros.

Por Natalia Cuervo Iturrioz

La mayoría de nosotros, en momentos de debilidad, nos podemos dejar engañar. Por ejemplo, si padecemos una enfermedad, es posible que nos convenzan para seguir tratamientos al margen de la medicina con los que nos prometen la curación. Pero tenemos que preguntarnos: ¿Está ese tratamiento “milagroso” basado en la ciencia o es más bien un engaño?  ¿Sabemos realmente diferenciar lo que es ciencia de lo que no es? 


La pseudociencia es una afirmación que se presenta como científica pero que, en realidad, no tiene se basa en ninguna evidencia científica. Te dicen cosas que suenan verdaderas, cuando en realidad no lo son. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la Homeopatía. Esta práctica se basa en “lo similar cura lo similar”; es decir, que aquella sustancia que cause los mismos síntomas de una enfermedad en personas sanas, curará dicha enfermedad en personas enfermas. Un postulado sin ninguna base científica. Y, además, la sustancia en cuestión es administrado en dosis infinitesimales; lo que es lo mismo, de forma tan diluida que no queda ninguna molécula en el preparado final. Por ello, este tipo de tratamientos no son efectivos para curar ninguna enfermedad. Su empleo en ensayos clínicos ha mostrado que tienen el mismo efecto que un placebo, el cual se utiliza en ensayos de nuevos fármacos como control de efecto nulo. 


Debemos evitar que este tipo de tratamientos sigan empleándose y poniendo en cuestión la medicina basada en la evidencia, la ciencia y la investigación. 

miércoles, 8 de febrero de 2017

Prueba el nuevo tratamiento adelgazante...¡SIN DIETAS!

Por Patricia L. García Fernández

¡Frío crónico! No es un truco, es CIENCIA. Sigue leyendo y te contaremos cómo.

Nuestro cuerpo activa el metabolismo para consumir los nutrientes y quemar todas esas grasas que nos sobran. Las grasas se consumen para producir energía en la mitocondria, de forma similar a como se generaría en una central hidroeléctrica. Para ello, los protones deben pasar de un lado a otro de una membrana como el agua en la presa. Para ilustraros el papel de las grasas en el proceso podríamos compararlas con la lluvia. Cuando la presa está llena y la diferencia entre un lado y otro es muy grande, la producción de energía es muy eficiente. No es necesario que llueva. Cuando hay una gran diferencia de protones se consume la mínima cantidad de grasas.


No desesperes, ya llegamos al frío, porque aquí entra la célula estrella. El tejido encargado del almacenaje y consumo de grasas es el tejido graso blanco. Pero también existe un tejido graso pardo que funciona de manera ligeramente diferente.  Este tejido graso pardo está preparado para adaptarse al frío. Genera calor abriendo un canal en la membrana, lo que disminuye la diferencia de protones entre un lado y el otro. Al disminuir esta diferencia, la producción de energía no es eficiente y se necesita consumir muchas más grasas para producir la cantidad de energía que el cuerpo necesita, además de producir calor.

Para que me entendáis, sería como si le hiciéramos grietas a la presa de la central hidroeléctrica, el agua se saldría por ellas y sería necesaria mucha lluvia para volver a llenarla. Lo mismo ocurre con las grasas.
Desgraciadamente, la evolución nos ha jugado una mala pasada y este tejido se ha ido perdiendo del cuerpo, de manera que en edad adulta no queda prácticamente nada. Pero hay una solución. Al ser un tejido preparado para responder al frío se ha visto que un poco de frío crónico es capaz de oscurecer el tejido graso blanco convirtiéndolo en beige, con propiedades similares al pardo.

Por eso, si quieres bajar de peso, baja dos grados el termostato.