jueves, 15 de junio de 2017

Las dos caras del chocolate.

Por Patricia L. García Fernández

El chocolate, esa gran perdición que debemos controlar; pero, ¿por qué? Se dice que produce acné, engorda, causa diabetes… Sin embargo, también hemos oído que el chocolate tiene efectos beneficiosos, como el prevenir enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, bajar la tensión, etc. ¿Dónde reside entonces la clave para cada uno de los efectos? ¿Qué es mito y qué es verdad? ¿Podemos obtener todos los beneficios sin someter nuestro cuerpo a los riesgos? Y la respuesta es sí, se puede, y ahora os contaré cómo.
El chocolate, como ya sabréis, se obtiene del cacao, esa semilla que Willy Wonka entregaba a sus Oompa Loompas. Pensábamos que tenía ese sabor dulce, delicioso e irresistible tan característico del chocolate, pero cuán equivocados estábamos. Porque si probáis una semilla, os encontraréis con un sabor áspero, amargo e incluso salado. Más parecido, si lo pensamos, al sabor del chocolate negro puro. Y es que el chocolate, cuando decimos que es negro es que no tiene leche y contiene al menos un 50% de cacao. ¿Qué tiene entonces el chocolate que nosotros conocemos más, el de nuestros dulces, bollos, bombones y un largo etcétera?



Pues puede tener muchos condimentos adicionales. Para explicarlo distinguiré tres grandes grupos: Chocolate negro, chocolate con leche y chocolate blanco. Cada uno de ellos lleva una o más partes de la semilla de cacao, que tras procesarse se divide en manteca de cacao y cacao. Aquí reside la clave del éxito. El cacao es el verdadero responsable de todos los efectos beneficiosos del chocolate, ya que presenta una elevadísima cantidad de antioxidantes. Por el contrario, cuanto menos porcentaje de cacao presente el chocolate, menos propiedades beneficiosas podremos encontrar en él.

 Fotografía original de André Karwath 

El chocolate negro es, por tanto, el más saludable, ya que presenta una mayor cantidad de cacao, rellenando el porcentaje que resta con manteca de cacao y azúcar. El chocolate con leche está formado hasta un 45% por cacao, completando con manteca, azúcar y leche, por lo que sus beneficios estarán considerablemente menguados. Por último, como ya podréis imaginar, el chocolate blanco no contiene cacao (0%). Está enteramente formado por manteca de cacao, leche y azúcar, y es por tanto el único chocolate que no presenta ninguna de sus propiedades beneficiosas.

Así que os invito a probar una onza de chocolate negro al día y disfrutar de la experiencia. ¡Puede que sus beneficios os sorprendan!

martes, 13 de junio de 2017

Tengo un grado en Ciencia...¿Y ahora qué?

Por Leticia Lucero López

No es nueva esa bien conocida expresión que tanto vértigo causa solo de pensarla, tan empleada cuando uno acaba de terminar la carrera y debe comenzar una nueva etapa para no quedarse atrás: “¿Y ahora qué?”. Muchos estudiantes se han topado con ella al finalizar sus estudios universitarios o de máster.
La mayoría de las universidades españolas ofrecen un temario docente “de libro” sin preparar a sus estudiantes para un inminente “salto al vacío”. En el caso concreto del grado de biología, la docencia se focaliza en impartir extensos temarios con rutas metabólicas, procesos biológicos, listas de nombres de insectos y un largo etcétera. Todo eso es muy útil e interesante, ojo, pero que deja completamente fuera del plan de estudios la formación encaminada al futuro desarrollo profesional del biólogo.
Bioemprendimiento, gestión de proyectos, networking, legislación aplicada a la biología o estrategias para la divulgación, entre otros, son algunos de los grandes desconocidos que podrían dotar al estudiante en biología de las herramientas y las estrategias necesarias para generar contactos, difundir la ciencia dentro y fuera de la comunidad científica, desarrollarse como empresario, o ser conscientes del complejo entramado legal existente en torno a un científico.

Imagen tomadade: https://www.entrepreneur.com/article/275091

Y a falta de todo esto, ¿qué estamos obteniendo a día de hoy? Estudiantes desmotivados que no saben moverse profesionalmente, que piensan que no hay puestos de trabajo que puedan o quieran acogerlos, pues creen que sus únicas salidas profesionales son la enseñanza o el trabajo de I+D; obviamente ahí no hay sitio para todo el mundo, sobre todo en un país como el nuestro.
Desgraciadamente, al igual que todas las generaciones que me preceden, conozco estas carencias de primera mano. Sin embargo, por suerte y en contraposición a la situación actual, cada vez están surgiendo más grupos y asociaciones que intentan suplirlas. Una de ella es la AEBE (Asociación de Estudiantes de Biología en España), de la cual me enorgullece ser representante, cuyos objetivos primordiales son dar a conocer el amplio abanico de posibilidades laborales y estudiantiles existentes tras la realización del grado, así como favorecer e impulsar tanto el contacto como el acceso del estudiante a las diferentes instituciones científicas, tanto públicas como privadas. De este modo aspiramos a potenciar la formación de nuevas generaciones de estudiantes más seguros de sí mismos, así como a fomentar, de forma similar a un ecosistema natural, una riqueza basada en la diversidad.

Este post está basado en la entrevista del bloggero “El bichólogo” a Ana Horta y Stephanie Lois, presidenta y vicepresidenta de AEBE (Asociación de Estudiantes de Biología en España). Podéis escuchar la entrevista en: http://www.elbichologo.com/entrevista-aebe/

martes, 6 de junio de 2017

Un pequeño mundo dentro de nosotros.

Por Pablo Iturbe Sanz

Nuestros intestinos no están vacíos nunca, aunque algunas veces lo parezca por los gruñidos que salen de nuestra tripa pidiendo algo de comida que digerir. Dentro de ellos existe un pequeño ecosistema, que alberga unos 100 billones de bacterias que componen la denominada microbiota intestinal. Pero esto no debe alarmarnos en absoluto. Estas bacterias no están en nuestro intestino de “okupas”… Al contrario, juegan un importante papel en el mantenimiento de nuestra salud. Muchos investigadores se han atrevido a postular que la microbiota podría ser considerada como un órgano más de nuestro cuerpo. Se calcula que existen más de 1.000 tipos diferentes de bacterias en nuestro tracto intestinal y que pueden llegar a representar 1,5 Kg de nuestro peso corporal (si pensamos en lo pequeña que es una bacteria, nos damos cuenta de la cantidad de éstas que componen la microbiota).




Esta poblacion de bacterias crece y cambia de forma similar a como nosotros lo hacemos. Al nacer somos totalmente estériles, pero inmediatamente nuestro colon es poblado por bacterias que provienen de la microbiota vaginal de nuestra madre. Además, al amamantarnos nos transfiere lactobacilos y bifidobacilos. A medida que nos desarrollamos, vamos aumentando y diversificando esta microbiota intestinal a partir de alimentos que ingerimos o de la exposición al ambiente. Por ello, los pediatras dicen que es importante que un niño interaccione con el mundo que le rodea y no viva aislado.
La microbiota intestinal tiene una gran repercusión en nuestra salud y cumple diversas funciones. Entre las más importantes podemos destacar la recuperación de nutrientes que no han podido ser absorbidos por nuestro intestino y la defensa hacia agentes patógenos externos, ya sean virus o bacterias. En los ultimos años se ha investigado en qué otros aspectos nos puede afectar la microbiota.
En el hospital Virgen del Rocío de Sevilla se está realizando un estudio en niños con artritis idiopática, una enfermedad con base inmune que se caracteriza por brotes de inflamación articular. Esta enfermedad aparece por causas aún desconocidas en menores de 16 años. Algunos de los investigadores de este hospital han visto que los niños que padecen esta enfermedad tienen una microbiota intestinal diferente a la de los niños sanos, por lo que ésta podría tener alguna relación con la dolencia (http://www.europapress.es). También se han realizado estudios sobre qué alimentos pueden ser más benficiosos para nuestros pequeños inquilinos intestinales. Según un estudio realizado en la Universidad de Lovaina (Bélgica), alimentos como los azúcares y grasas animales pueden ser perjudiciales. En cambio, alimentos de un origen vegetal, como el chocolate negro o el vino, pueden ser beneficiosos en cantidades moderadas (http://www.lavanguardia.com/ciencia).
Así pues, la microbiota intestinal juega un importante papel en nuestra salud, y por tanto, debemos cuidarla como lo hacemos con nosotros mismos… porque al final es una parte esencial de nuestro organismo.

lunes, 5 de junio de 2017

Cacao sí; chocolate no tanto.

Por Elena Rosa Núñez

Aunque es fácil relacionar el chocolate con el acné, la caries o la obesidad, lo cierto es que nada de esto está demostrado hoy en día, al menos para consumos moderados. Lo que sí se sabe es que puede ser saludable, como bien sabían ya los antiguos mayas, que utilizaban el cacao para curar heridas y como condimento en las comidas. Y es que lo que es realmente bueno es el cacao y no cualquier chocolate. Cuando llegó el cacao a España desde América, de la mano de Colón, no causó una buena impresión por su sabor amargo. Por ello los jesuitas le añadieron azúcar, vainilla y canela. Con ello comenzó la evolución hacia el chocolate del que muchos hoy en día están enamorados. Así, ha ido pasando el tiempo y se ha transformado en tableta, se ha hecho cremoso… y, lo que en principio estaba reservado para los privilegiados por su alto precio, ahora es accesible para todos.


De esta forma, tras diversos procesos, es fácil encontrar en el mercado muchos tipos de chocolate. Entre ellos destaca el chocolate negro por ser el más puro. No tiene leche y su contenido en pasta de cacao debe ser superior al 50%. Sin embargo, éste no es el chocolate que más gusta a los golosos, decantándose éstos por el chocolate con leche, el más consumido y con un contenido de cacao alrededor del 30-35%; o el chocolate blanco, que no puede considerarse ni siquiera chocolate por no llevar cacao, sino únicamente manteca, leche y azúcar.
El secreto de que el chocolate sea saludable, únicamente si lleva cacao y en una cantidad considerable, son los flavonoles, unos antioxidantes naturales que también se encuentran en el vino, la soja o la manzana. Estos compuestos contribuyen a enlentecer el envejecimiento y prevenir enfermedades como las cardiovasculares o la hipertensión. Sin embargo, aunque los podemos encontrar en muchos otros productos, destacando los alimentos vegetales, ninguno de ellos contiene tantos flavonoles como el cacao. El principal problema es que no consumimos normalmente cacao, sino chocolate con un bajo porcentaje de éste. Por ello, lo ideal es tomar una onza de chocolate negro al día.
Más allá de que el chocolate no contenga la cantidad suficiente de cacao, otro gran problema son los derivados del chocolate, que llevan poco chocolate y menos cacao aún. Comiendo todas las galletas y pasteles que se nos presentan de mil maneras distintas lo que consumimos es una gran cantidad de grasa y azúcar, pero una cantidad ínfima de los beneficiosos flavonoles. 


Por eso, cuando vayas al supermercado, intenta comprar, aun cuando se te haga la boca agua viendo la infinidad de chocolates que se te presentan, uno cuyo contenido en cacao sea superior al menos al 60%.