miércoles, 15 de febrero de 2017

La homeopatía se apodera de nosotros.

Por Natalia Cuervo Iturrioz

La mayoría de nosotros, en momentos de debilidad, nos podemos dejar engañar. Por ejemplo, si padecemos una enfermedad, es posible que nos convenzan para seguir tratamientos al margen de la medicina con los que nos prometen la curación. Pero tenemos que preguntarnos: ¿Está ese tratamiento “milagroso” basado en la ciencia o es más bien un engaño?  ¿Sabemos realmente diferenciar lo que es ciencia de lo que no es? 


La pseudociencia es una afirmación que se presenta como científica pero que, en realidad, no tiene se basa en ninguna evidencia científica. Te dicen cosas que suenan verdaderas, cuando en realidad no lo son. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la Homeopatía. Esta práctica se basa en “lo similar cura lo similar”; es decir, que aquella sustancia que cause los mismos síntomas de una enfermedad en personas sanas, curará dicha enfermedad en personas enfermas. Un postulado sin ninguna base científica. Y, además, la sustancia en cuestión es administrado en dosis infinitesimales; lo que es lo mismo, de forma tan diluida que no queda ninguna molécula en el preparado final. Por ello, este tipo de tratamientos no son efectivos para curar ninguna enfermedad. Su empleo en ensayos clínicos ha mostrado que tienen el mismo efecto que un placebo, el cual se utiliza en ensayos de nuevos fármacos como control de efecto nulo. 


Debemos evitar que este tipo de tratamientos sigan empleándose y poniendo en cuestión la medicina basada en la evidencia, la ciencia y la investigación. 

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