Por Natalia Cuervo Iturrioz
La
mayoría de nosotros, en momentos de debilidad, nos podemos dejar engañar. Por
ejemplo, si padecemos una enfermedad, es posible que nos convenzan para seguir
tratamientos al margen de la medicina con los que nos prometen la curación.
Pero tenemos que preguntarnos: ¿Está ese tratamiento “milagroso” basado en la
ciencia o es más bien un engaño? ¿Sabemos
realmente diferenciar lo que es ciencia de lo que no es?
La pseudociencia es
una afirmación que se presenta como científica pero que, en realidad, no tiene se
basa en ninguna evidencia científica. Te dicen cosas que suenan verdaderas,
cuando en realidad no lo son. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la Homeopatía.
Esta práctica se basa en “lo similar cura lo similar”; es decir, que aquella
sustancia que cause los mismos síntomas de una enfermedad en personas sanas,
curará dicha enfermedad en personas enfermas. Un postulado sin ninguna base
científica. Y, además, la sustancia en cuestión es administrado en dosis infinitesimales;
lo que es lo mismo, de forma tan diluida que no queda ninguna molécula en el
preparado final. Por ello, este tipo de tratamientos no son efectivos para
curar ninguna enfermedad. Su empleo en ensayos clínicos ha mostrado que tienen
el mismo efecto que un placebo, el cual se utiliza en ensayos de nuevos
fármacos como control de efecto nulo.
Debemos evitar que este tipo de tratamientos
sigan empleándose y poniendo en cuestión la medicina basada en la evidencia, la
ciencia y la investigación.
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