lunes, 31 de julio de 2017

Vacunas: Las bayonetas que nos previenen de enfermedades infecciosas.

Por Leticia Lucero López

Desde el surgimiento de los grupos antivacuna en 1998, tras el estudio fraudulento publicado en The Lancet que afirmaba que las vacunas producen autismo, el revuelo ha estado servido. Numerosos temores relacionados con la integridad física y mental tras su administración suelen surgirle al público en general y, en mayor medida, a los padres de niños en procesos de vacunación.
Vamos a despejar ciertas dudas al respecto explicando brevemente el proceso natural de la respuesta inmune. Tras una primera exposición a un organismo patógeno concreto, se genera una respuesta lenta en la que se forma un arsenal de armas que nos defiende de la enfermedad y, también, nos defenderá en caso de que este mismo patógeno volviese a entrar al organismo en una segunda ocasión. Esto es lo que se denomina memoria inmunológica.


Esta memoria es la base de las vacunas, pues el empleo de fragmentos de organismos infecciosos en ellas estimula a nuestro sistema inmune, haciendo que la primera respuesta se produzca sin padecer la enfermedad. De este modo, una exposición posterior al patógeno no produciría el padecimiento de dicha enfermedad o, de padecerse, la carga de patógeno en el organismo sería mucho menor. Gracias a este principio, la viruela ha podido ser erradicada, y la poliomielitis está en vías de serlo también, con un 99% de reducción en el número de afectados según datos de la OMS. Además, la tasa de mortalidad poblacional producida por otras enfermedades infecciosas ha sido drásticamente reducida gracias al empleo de las vacunas.
“Y acaso, ¿podría dar algún tipo de reacción anormal una vacuna?” Lo cierto es que sí; no obstante, es altamente infrecuente; se estima que este tipo de respuestas, mucho menos graves que la enfermedad en sí, ocurren en 1 de cada 1000 casos, un número bastante reducido si es comparado con la cifra de muertes que se producirían si dejáramos de vacunarnos.
Además, los grupos de antivacunas defienden su punto de vista alegando que aun no suministrándole la vacuna a una persona, esta tiene pocas probabilidades de contraer la enfermedad; ¡y están en lo cierto! Sin embargo lo que no te cuentan es que esto se debe a que la mayor parte de la población está vacunada y, por tanto, no hay cabida para la difusión de infecciones. Aun con esto, una persona sin vacunar tiene más probabilidades de contraer ciertas enfermedades que la que ha sido inmunizada con vacunas, pudiéndole llevar a complicaciones según la enfermedad, y en algunas ocasiones, a la muerte.
Algunos también podrían llegar a decir cosas como: “Pero, hay demasiadas vacunas, y ponerse tantas no puede ser bueno para el organismo”. Lo cierto es que hay “demasiadas pocas”. Actualmente solo existen 25 vacunas, y cada una nos protege frente a un único tipo de microorganismo; un número insignificante frente a los cientos de patógenos a los que podemos llegar a exponernos y que representan una alta tasa de mortalidad en la actualidad, como es el caso del virus del ébola.
Por todo esto, es importante concienciarnos bien de los pros y los contras reales del empleo de estos medicamentos y no dejar que nadie nos lave el cerebro, ya que en muchas ocasiones la información termina siendo tergiversada por fuentes completamente ajenas a la ciencia y a la ética, que únicamente se mueven con un ánimo lucrativo. Seamos críticos y contrastemos datos.

Basado en la charla impartida por la Dra. Margarita Del Val, CBMSO (CSIC), en la Semana de la Ciencia 2016, “¿Y por qué me tengo que vacunar?”.

jueves, 27 de julio de 2017

¡No subestimes a la diarrea!

Por Elena Rosa Núñez

A veces solamente tememos a aquellas enfermedades grandilocuentes, como el cáncer, la enfermedad de Alzheimer o la de Parkinson. Y, por ello, dejamos olvidadas a muchas otras, por cotidianas y comprensibles para todos. Éste es el caso de una enfermedad con la que todos hemos estado familiarizados de un modo u otro: la diarrea. Pero, ¿sabías que casi un millón de niños menores de cinco años muere cada año debido a las diarreas?
Aunque pueda parecerte sorprendente, ya que cuando nosotros la hemos sufrido de pequeños ha sido casi siempre un hecho anecdótico, la diarrea es la segunda causa más importante de mortalidad infantil, únicamente precedida por la neumonía. Esta infección gastrointestinal no se encuentra restringida a los países más pobres, como los de África o Latinoamérica. Lo que sí es cierto es que en éstos se presenta con mayor frecuencia y es más grave, por las condiciones insalubres y la falta de recursos. Así, la diarrea también la encontramos en países más desarrollados, como el nuestro, provocando también una elevada tasa de absentismo laboral. Ésta última diarrea es causada principalmente por intoxicaciones alimentarias (Salmonella, por ejemplo). Y también nos afectan las conocidas diarreas de viajeros.


La diarrea del viajero produce 10 millones de casos al año y es causada, en la mayor parte de las ocasiones, por Escherichia coli, una bacteria que pertenece a la microbiota “sana”. Aunque normalmente no es patogénica, existen seis subtipos de esta bacteria que “se han pasado al lado oscuro” y sí producen la desastrosa diarrea. Dentro de estos seis tipos, el más común, pero no por ello el más grave, es E. coli enterotoxigénica (ETEC).


Esta bacteria se pega a las células de nuestro intestino, modificando su superficie y formando su propio pedestal. De esta forma no es expulsada del organismo, y puede dividirse y formar microcolonias. Su crecimiento hace desaparecer las microvellosidades intestinales y no permite la absorción de alimentos. La diarrea del viajero se produce, normalmente, tras ingerir comida o agua contaminada con restos fecales cuando se viaja a países en vías de desarrollo. Por el contrario, este agua o comida no causa grandes problemas en la población local, ya que han desarrollado inmunidad ante estos patógenos por la continuada exposición a ellos. Nuestro sistema inmune, sin embargo, al encontrarse por primera vez con estos nuevos patógenos, no es capaz de hacerles frente y se produce la fatídica diarrea. No solamente se produce al viajar a países menos desarrollados, sino también, aunque con menos frecuencia, cuando simplemente viajamos fuera de nuestra ciudad y nos encontramos un agua diferente, impregnada con unos patógenos parecidos, pero no idénticos a los que estamos acostumbrados.

Por eso, si viajas a otro país en el que no haya un control tan riguroso en la calidad del agua, intenta beber únicamente agua embotellada y evita los puestos de comida callejera. Recuerda: tu sistema inmunológico no se encuentra familiarizado con los nuevos patógenos de tu destino.

martes, 25 de julio de 2017

Apoptosis: ¿Nuestras células se suicidan?

Por I. R. Pardo

Efectivamente queridos lectores, y no es un hecho casual sino que lo hacen un 5% de nuestras células diariamente. Este <<suicidio celular>> es conocido por los científicos como el fenómeno de la apoptosis o muerte celular programada. 

Apoptosis inducida por Tetrazolio de Violeta, que es un compuesto que fuerza a las células al suicidio. Tinción con Hoechst (azul) y seguimiento de la apoptosis por microscopía de fluorescencia.


Apoptosis viene del griego apo y ptosis; que significa <<la caída de las hojas>>; lo cual le otorga una visión metafórica. De manera programada las hojas de los árboles se <<mueren>>  según la época del año, y éstas sirven como sustrato para que el suelo adquiera nutrientes para otras plantas. De igual manera, en la apoptosis, las células se mueren también de manera programada; y esto, entre otras cosas, permite a las células de su alrededor adquirir los nutrientes de la célula apoptótica.

¿Por qué es una muerte pacífica? Durante la apoptosis, nuestras células liberan moléculas que digieren sus componentes de manera interna para poder generar más nutrientes para las células vecinas. Adicionalmente, emiten una señal que atrae a unas células llamadas <<macrófagos>> que son como barrenderos eliminando cadáveres. Así, todo el material celular queda aprovechado y todo ocurre de forma sincronizada y pacífica.

¿Por qué nuestras células deciden suicidarse? A pesar de la complejidad de este fenómeno se han caracterizado dos causas principales:

·          Programación genética: El propio desarrollo del individuo está programado a través de sus genes, que establecen las instrucciones para que las células se conviertan en diferentes tipos de tejidos, de músculo o de piel, por ejemplo. La apoptosis ocurre dentro de este programa, en un proceso denominado <<remodelación tisular>>. Nuestro cuerpo es como un molde, donde unas células se dividen y crecen, mientras que otras entran en apoptosis para darle la forma adecuada. Por ejemplo, en la etapa de feto tenemos los dedos unidos por tejido y gracias a la apoptosis la piel, en este proceso de remodelación tisular, desaparecen de nuestro cuerpo las áreas interdigitales. Por eso, si la apoptosis no tiene lugar en esta etapa, surgen malformaciones, como tener los dedos pegados al nacer. 

·          Factores externos. Aquellas células sanas cuya apoptosis no estaba programada, pueden decidir llevarla a cabo si su ambiente es hostil (falta de nutrientes u oxígeno, infecciones...). En esta situación, las células sufren un estrés severo y deciden entrar en apoptosis por el bien común. Por ejemplo, las células de la piel están entrando continuamente en apoptosis, y los restos es lo que denominamos <<piel muerta>>. Sin embargo, cuando tomamos mucho el sol y sometemos a las células al estrés de la continua radiación solar, ocurre que un número mayor de células entran en apoptosis en menor tiempo. Como consecuencia, aparece a los pocos días esos hilos blancos de piel que todos deseamos quitarnos. La apoptosis es un mecanismo que debe estar estrictamente regulado. Por un lado, si la apoptosis no ocurre, muchas células se malignizan ante el estrés convirtiéndose en células tumorales, las cuales consiguen dividirse tanto porque inhiben este mecanismo. En contraposición, un exceso de la apoptosis está relacionado con la degeneración del tejido, como es el caso de las enfermedades neurodenegerativas tales como el Alzheimer o el Párkinson donde se produce la pérdida de masa neuronal. 

La apoptosis es un mecanismo que debe estar estrictamente regulado. Por un lado, si la apoptosis no ocurre, muchas células se malignizan ante el estrés convirtiéndose en células tumorales, las cuales consiguen dividirse tanto porque inhiben este mecanismo. En contraposición, un exceso de la apoptosis está relacionado con la degeneración del tejido, como es el caso de las enfermedades neurodenegerativas tales como el Alzheimer o el Párkinson donde se produce la pérdida de masa neuronal.

La apoptosis es otro ejemplo más de los mecanismos de regulación existentes en la naturaleza. Concretamente, permite a las células ser eliminadas de manera eficiente y controlada para evitar alteraciones en el organismo. Es un mecanismo descrito en muchos organismos y por tanto, es esencial para la supervivencia de los mismos.

lunes, 24 de julio de 2017

Bienvenidos a Matrix

Por Irene Aranda Pardos

A muchos la idea de un útero artificial puede parecernos de lo más innovadora. Sin embargo, su existencia se remonta a principios del siglo XX, en lo que se denomina técnicamente como ectogénesis. Con este término nos referimos al desarrollo de un organismo en un ambiente artificial, fuera del cuerpo donde normalmente se realiza este proceso. Puede ser, como el caso que nos ocupa, el desarrollo de un feto en un útero artificial, cuya utilización comenzó en torno a 1996. Pero también podría ser el crecimiento de una bacteria intracelular fuera de la que se considera su célula hospedadora.
A los amantes del cine de ciencia ficción nos viene a la cabeza esa famosa escena de Matrix, en la que puede verse cómo miles de seres humanos son desarrollados en ambientes artificiales que simulan el útero humano. A pesar de que, en el contexto de la película, la idea es totalmente fantasiosa, si pensamos en el mundo real serían muchos los beneficios que esta técnica podría tener en la gestación humana: no solo en los bebés que nacen muy prematuros y, por tanto, con muchas dificultades para sobrevivir, sino también como una posible herramienta futura en aquellos casos en los que la gestación ordinaria no pueda llevarse a cabo.
Por ello, el éxito de la gestación de corderos en un útero artificial, conseguido recientemente por los investigadores del equipo de Alan Flake (Hospital pediátrico de Filadelfia), podría ser el punto clave para que se continúe estudiando este proceso. En dicho estudio se ha batido el récord de tiempo mínimo de gestación necesario para sobrevivir. Los fetos de cordero utilizados contaban con 105-112 días de gestación, lo equivalente a 23-24 semanas en un feto humano, y fueron mantenidos en el útero artificial por cuatro semanas, tras las cuales los corderos mostraban un correcto desarrollo de órganos, incluido corazón, cerebro y pulmones, desarrollo de lana y comportamiento normal, mostrando incluso una mayor actividad.

 Imagen tomada de Hipertextual


¿Y cómo es este sistema?”, es probablemente la pregunta que os estéis haciendo. El dispositivo empleado consiste en un sistema cerrado, como una especie de bolsa de plástico, con un fluido que imita el entorno intrauterino, estando el cordón umbilical unido a través de tubos a una maquina externa que proporciona el oxígeno necesario y elimina el CO2, cuyo funcionamiento está ligado al propio latido del corazón del animal, sin necesitar para este proceso de ninguna bomba adicional.

Hoy en día, los bebés humanos que nacen tras las 22-23 semanas de gestación, en comparación con aquellos que nacen a término, tienen una supervivencia de tan solo el 50%, con un 90% de probabilidad de tener problemas de salud graves y duraderos, fundamentalmente pulmonares y cardiacos, entre los que sobreviven. Por tanto, y a pesar de que estas investigaciones aún están muy lejos de poder ser usadas en humanos, este procedimiento podría ser muy esperanzador para afianzar y mejorar la supervivencia y la calidad de vida de aquellos bebés que, por las razones que sean, nacen de manera muy prematura.
Se trata, sin duda, de un interesante campo que, a pesar de que pueda parecer de ciencia ficción, puede que no esté tan lejos como podríamos pensar. ¿Quién sabe? Quizás en unos años podamos ver que las incubadoras que hoy conocemos han sido reemplazadas por estos úteros artificiales, con la esperanza de mejorar el desarrollo y la vida de todos estos bebés que los necesitan.

miércoles, 12 de julio de 2017

Entre nosotros hay química (literalmente).

Por Irene Tomico

“En el amor hay siempre algo de locura, pero también hay siempre en la locura algo de razón.”  -Friedrich Nietzsche

La palabra amor tiene 14 acepciones en el Diccionario de la Lengua Española (RAE). Se han escrito miles de poemas y libros a lo largo de la historia sobre él, de autores tan brillantes como Bécquer, Lope de Vega, Shakespeare, Pablo Neruda, Hermann Hesse, Lorca, Cernuda, Ortega y Gasset… Vemos sus muestras a diario en la calle, en la televisión y en el cine. Su estudio se aborda desde áreas tan diversas como la psicología, la filosofía, la literatura, pero... ¿se puede hacer una aproximación científica a algo tan, a priori, irracional como el amor? Diversos investigadores se han hecho esta pregunta y los resultados de sus estudios apuntan a que la respuesta es sí: el amor es, en parte, una producción de determinadas sustancias químicas en nuestro organismo y una activación de determinadas conexiones neuronales en nuestro cerebro. Cuando nos enamoramos, se activan áreas cerebrales muy concretas, que forman parte del sistema de recompensa del cerebro, produciendo fuertes emociones de placer y euforia. Así, se generan una serie de moléculas que juegan su papel en las distintas fases del enamoramiento.

Imagen: http://diario.latercera.com

Existe una primera fase o fase de lujuria, impulsada por las hormonas sexuales, la testosterona y los estrógenos. Durante la segunda fase, la de atracción, se está liberando la dopamina, que causa una gran sensación de placer, la norepinefrina, que produce euforia y es la responsable del aumento del ritmo cardiaco, sudoración y rubor cuando estamos con el ser amado, la serotonina, que produce felicidad, y la feniletilamina, que aumenta la actividad física y la lucidez. Esta última pertenece a la familia de las anfetaminas, por lo que es altamente adictiva y produce unos efectos parecidos a los que padecen las personas adictas a ciertas drogas. El efecto de este potente cóctel de sustancias dura apenas 2 años, ya que nuestros receptores de acostumbran a ellas. Pero en este momento entran en juego otras sustancias, relacionadas con la tercera fase, llamada de apego, que proporcionan sensación de calma y seguridad. Entre ellas destacan, la oxitocina, que genera una unión especial (también es secretada en el parto, vinculando a madre e hijo), la vasopresina, que estimula la monogamia, y las endorfinas, que producen sensación de bienestar. Estas cascadas de hormonas y otras sustancias hacen que experimentemos los síntomas tan habituales del enamoramiento: aumento del ritmo cardíaco, felicidad, falta de apetito, euforia, ganas de estar con esa persona especial, seguridad y bienestar.
Así, podríamos decir que la química y la neurofisiología rigen en cierta medida nuestra vida amorosa y que cuando alguien nos pregunte si hay química entre nosotros, sabremos responder.

martes, 11 de julio de 2017

Desmontando mitos sobre el cáncer.

Por Adrián del Rincón Benéytez


¿Eres tú de esa clase de personas que se creen lo primero que les cuentan de cualquier cosa? ¿Qué sabes realmente sobre el cáncer?


El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo. En 2015 provocó la muerte de 8,8 millones de personas en todo el mundo. Además, se calcula que el número de nuevos casos aumentará en un 70% en los próximos 20 años. A pesar de estas sorprendentes cifras y de que se habla mucho de esta enfermedad, pocos saben en qué consiste el cáncer y qué cosas lo provocan. Seguramente habrás escuchado alguna vez que no hay que acercarse al microondas, o que no hay que comerse la parte negra de una tostada, o que no hay que comer carne… porque todo eso da cáncer. Estos y muchos otros mitos sobre el cáncer se escuchan frecuentemente pero… ¿Son realmente ciertos?
Voy a explicarte en pocas palabras la respuesta, pero antes déjame que te cuente qué es el cáncer. Es muy fácil; la función de las células es crecer y dividirse. En el ADN, que es como el “manual de instrucciones” de la célula, está toda la información para que todo en la célula vaya bien. Las células, igual que los coches, tienen aceleradores que hacen que crezcan más rápido, y frenos que hacen que su crecimiento sea más lento. Estos aceleradores y frenos son genes, es decir, trozos de ADN.  Pero cuando hay un problema en el ADN de la célula, y algún freno no funciona o algún acelerador funciona más de la cuenta, ocurre que la célula empieza a dividirse descontroladamente dando lugar a muchas células con el mismo problema; esto es el cáncer.


 ¿Qué cosas lo provocan? Todas las que favorecen que la información del ADN de la célula se modifique; es lo que llamamos factores y comportamientos de riesgo. Se conocen varios y se está investigando mucho para detectar más y poder evitarlos. El consumo de tabaco y alcohol, la mala alimentación, la edad y la inactividad física son los principales. Pero también se sabe que la contaminación, la exposición directa y muy frecuente al sol sin protección y algunos virus, bacterias y parásitos son también factores de riesgo. ¡Son cosas que tienes que evitar si quieres disminuir la probabilidad de tener cáncer! También la obesidad es un factor de riesgo. Sin embargo, se sabe por muchos estudios que NO son factores de riesgo para el cáncer los teléfonos móviles o las microondas. No se ha comprobado científicamente que el consumo de carne roja o procesada dé cáncer, pero sí que se han demostrado los beneficios que ésta tiene para la salud cuando se consume de forma moderada. En un estudio se describe que cuando se tratan determinados alimentos a muy alta temperatura (por encima de 120oC) se pueden generar compuestos cancerígenos, pero los mismos estudios indican que no está del todo claro, que se tiene que seguir investigando. Sin duda alguna, lo más saludable es una dieta equilibrada con productos poco procesados.
Así que, si quieres disminuir la probabilidad de tener cáncer, ya sabes: ¡Evita siempre los factores de riesgo, esfuérzate por llevar una dieta equilibrada y haz ejercicio…!  ¡Ah!, y sobre todo ¡no te creas lo primero que te cuenten por ahí…!