lunes, 24 de julio de 2017

Bienvenidos a Matrix

Por Irene Aranda Pardos

A muchos la idea de un útero artificial puede parecernos de lo más innovadora. Sin embargo, su existencia se remonta a principios del siglo XX, en lo que se denomina técnicamente como ectogénesis. Con este término nos referimos al desarrollo de un organismo en un ambiente artificial, fuera del cuerpo donde normalmente se realiza este proceso. Puede ser, como el caso que nos ocupa, el desarrollo de un feto en un útero artificial, cuya utilización comenzó en torno a 1996. Pero también podría ser el crecimiento de una bacteria intracelular fuera de la que se considera su célula hospedadora.
A los amantes del cine de ciencia ficción nos viene a la cabeza esa famosa escena de Matrix, en la que puede verse cómo miles de seres humanos son desarrollados en ambientes artificiales que simulan el útero humano. A pesar de que, en el contexto de la película, la idea es totalmente fantasiosa, si pensamos en el mundo real serían muchos los beneficios que esta técnica podría tener en la gestación humana: no solo en los bebés que nacen muy prematuros y, por tanto, con muchas dificultades para sobrevivir, sino también como una posible herramienta futura en aquellos casos en los que la gestación ordinaria no pueda llevarse a cabo.
Por ello, el éxito de la gestación de corderos en un útero artificial, conseguido recientemente por los investigadores del equipo de Alan Flake (Hospital pediátrico de Filadelfia), podría ser el punto clave para que se continúe estudiando este proceso. En dicho estudio se ha batido el récord de tiempo mínimo de gestación necesario para sobrevivir. Los fetos de cordero utilizados contaban con 105-112 días de gestación, lo equivalente a 23-24 semanas en un feto humano, y fueron mantenidos en el útero artificial por cuatro semanas, tras las cuales los corderos mostraban un correcto desarrollo de órganos, incluido corazón, cerebro y pulmones, desarrollo de lana y comportamiento normal, mostrando incluso una mayor actividad.

 Imagen tomada de Hipertextual


¿Y cómo es este sistema?”, es probablemente la pregunta que os estéis haciendo. El dispositivo empleado consiste en un sistema cerrado, como una especie de bolsa de plástico, con un fluido que imita el entorno intrauterino, estando el cordón umbilical unido a través de tubos a una maquina externa que proporciona el oxígeno necesario y elimina el CO2, cuyo funcionamiento está ligado al propio latido del corazón del animal, sin necesitar para este proceso de ninguna bomba adicional.

Hoy en día, los bebés humanos que nacen tras las 22-23 semanas de gestación, en comparación con aquellos que nacen a término, tienen una supervivencia de tan solo el 50%, con un 90% de probabilidad de tener problemas de salud graves y duraderos, fundamentalmente pulmonares y cardiacos, entre los que sobreviven. Por tanto, y a pesar de que estas investigaciones aún están muy lejos de poder ser usadas en humanos, este procedimiento podría ser muy esperanzador para afianzar y mejorar la supervivencia y la calidad de vida de aquellos bebés que, por las razones que sean, nacen de manera muy prematura.
Se trata, sin duda, de un interesante campo que, a pesar de que pueda parecer de ciencia ficción, puede que no esté tan lejos como podríamos pensar. ¿Quién sabe? Quizás en unos años podamos ver que las incubadoras que hoy conocemos han sido reemplazadas por estos úteros artificiales, con la esperanza de mejorar el desarrollo y la vida de todos estos bebés que los necesitan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario