Por Pablo Iturbe Sanz
Nuestros intestinos no
están vacíos nunca, aunque algunas veces lo parezca por los gruñidos que salen de
nuestra tripa pidiendo algo de comida que digerir. Dentro de ellos existe un
pequeño ecosistema, que alberga unos 100 billones de bacterias que componen la
denominada microbiota intestinal.
Pero esto no debe alarmarnos en absoluto. Estas bacterias no están en nuestro
intestino de “okupas”… Al contrario, juegan un importante papel en el
mantenimiento de nuestra salud. Muchos investigadores se han atrevido a
postular que la microbiota podría ser considerada como un órgano más de nuestro
cuerpo. Se calcula que existen más de 1.000 tipos diferentes de bacterias en
nuestro tracto intestinal y que pueden llegar a representar 1,5 Kg de nuestro
peso corporal (si pensamos en lo pequeña que es una bacteria, nos damos cuenta
de la cantidad de éstas que componen la microbiota).
Esta poblacion de bacterias crece y cambia de forma similar a
como nosotros lo hacemos. Al nacer somos totalmente estériles, pero inmediatamente
nuestro colon es poblado por bacterias que provienen de la microbiota vaginal de
nuestra madre. Además, al amamantarnos nos transfiere lactobacilos y
bifidobacilos. A medida que nos desarrollamos, vamos aumentando y
diversificando esta microbiota intestinal a partir de alimentos que ingerimos o
de la exposición al ambiente. Por ello, los pediatras dicen que es importante
que un niño interaccione con el mundo que le rodea y no viva aislado.
La microbiota intestinal tiene una gran repercusión en
nuestra salud y cumple diversas funciones. Entre las más importantes podemos
destacar la recuperación de nutrientes que no han podido ser absorbidos por
nuestro intestino y la defensa hacia agentes patógenos externos, ya sean virus
o bacterias. En los ultimos años se ha investigado en qué otros aspectos nos
puede afectar la microbiota.
En el hospital Virgen del Rocío de Sevilla se está realizando
un estudio en niños con artritis idiopática, una enfermedad con base inmune que
se caracteriza por brotes de inflamación articular. Esta enfermedad aparece por
causas aún desconocidas en menores de 16 años. Algunos de los investigadores de este hospital han visto
que los niños que padecen esta enfermedad tienen una microbiota intestinal
diferente a la de los niños sanos, por lo que ésta podría tener alguna relación
con la dolencia (http://www.europapress.es). También se han realizado estudios
sobre qué alimentos pueden ser más benficiosos para nuestros pequeños
inquilinos intestinales. Según un estudio realizado en la Universidad
de Lovaina (Bélgica), alimentos como los azúcares y grasas animales pueden ser
perjudiciales. En cambio, alimentos de un origen vegetal, como el chocolate
negro o el vino, pueden ser beneficiosos en cantidades moderadas (http://www.lavanguardia.com/ciencia).
Así pues, la microbiota
intestinal juega un importante papel en nuestra salud, y por tanto, debemos
cuidarla como lo hacemos con nosotros mismos… porque al final es una parte esencial
de nuestro organismo.
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