Por Elena Rosa Núñez
Aunque es fácil relacionar el chocolate
con el acné, la caries o la obesidad, lo cierto es que nada de esto está
demostrado hoy en día, al menos para consumos moderados. Lo que sí se sabe es
que puede ser saludable, como bien
sabían ya los antiguos mayas, que utilizaban el cacao para curar heridas y como
condimento en las comidas. Y es que lo que es realmente bueno es el cacao y no cualquier chocolate. Cuando
llegó el cacao a España desde América, de la mano de Colón, no causó una buena
impresión por su sabor amargo. Por ello los jesuitas le añadieron azúcar,
vainilla y canela. Con ello comenzó la evolución hacia el chocolate del que
muchos hoy en día están enamorados. Así, ha ido pasando el tiempo y se ha
transformado en tableta, se ha hecho cremoso… y, lo que en principio estaba
reservado para los privilegiados por su alto precio, ahora es accesible para
todos.
De esta forma, tras diversos procesos,
es fácil encontrar en el mercado muchos tipos de chocolate. Entre ellos destaca
el chocolate negro por ser el más
puro. No tiene leche y su contenido en pasta de cacao debe ser superior al 50%.
Sin embargo, éste no es el chocolate que más gusta a los golosos, decantándose éstos
por el chocolate con leche, el más
consumido y con un contenido de cacao alrededor del 30-35%; o el chocolate blanco, que no puede
considerarse ni siquiera chocolate por no llevar cacao, sino únicamente
manteca, leche y azúcar.
El secreto de que el chocolate sea
saludable, únicamente si lleva cacao y en una cantidad considerable, son los flavonoles, unos antioxidantes
naturales que también se encuentran en el vino, la soja o la manzana. Estos
compuestos contribuyen a enlentecer el envejecimiento y prevenir enfermedades
como las cardiovasculares o la hipertensión. Sin embargo, aunque los podemos
encontrar en muchos otros productos, destacando los alimentos vegetales,
ninguno de ellos contiene tantos flavonoles como el cacao. El principal
problema es que no consumimos normalmente cacao, sino chocolate con un bajo
porcentaje de éste. Por ello, lo ideal es tomar una onza de chocolate negro al día.
Más allá de que el chocolate no
contenga la cantidad suficiente de cacao, otro gran problema son los derivados del chocolate, que llevan
poco chocolate y menos cacao aún. Comiendo todas las galletas y pasteles que se
nos presentan de mil maneras distintas lo que consumimos es una gran cantidad
de grasa y azúcar, pero una cantidad ínfima de los beneficiosos flavonoles.
Por eso, cuando vayas al supermercado,
intenta comprar, aun cuando se te haga la boca agua viendo la infinidad de
chocolates que se te presentan, uno cuyo contenido en cacao sea superior al
menos al 60%.
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