jueves, 19 de octubre de 2017

Inmunoterapia como tratamiento contra el cáncer.

Por Irene Aranda Pardos

El cáncer se trata, desgraciadamente, de una enfermedad con gran incidencia entre la población, siendo la segunda causa de muerte en la actualidad. Además,  está aumentando en los últimos años, y se estima que pasará a ser la principal causa de muerte en los países desarrollados a lo largo del siglo XXI. Por tanto, cada vez es mayor la conciencia que se tiene de la necesidad de luchar contra esta enfermedad y de conocer mejor su origen y desarrollo, para mejorar la lucha.

Los tratamientos actuales más frecuentes, cirugía, quimioterapia y radioterapia no son los únicos posibles. En los últimos años se ha ampliado el estudio de una terapia basada en el uso del sistema inmunitario (inmunoterapia) para atacar las células cancerosas y atajar así la enfermedad. En esta terapia se utiliza la capacidad natural del sistema inmunitario para detectar y destruir aquellas células dañadas o anormales. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y son varios los cánceres capaces de evitar ser detectados por el sistema inmunitario, por lo que queda mucho camino por recorrer.

El estudio de la inmunoterapia se remonta a finales del siglo XIX, principios del XX, por el que podemos llamar “el padre de la inmunología cancerígena”: William Coley. Comenzó a interesarse por el papel del sistema inmunitario en el cáncer al ver la remisión producida en un paciente tras tener erisipela, una infección bacteriana producida fundamentalmente por Streptococcus pyogenes, que activa fuertemente el sistema inmunitario. De hecho, otros médicos e investigadores habían descrito con anterioridad casos similares. Sabiendo esto, inyectó bacterias en la zona del tumor de un paciente de cáncer en muy avanzado estado, al que le daban poco tiempo de vida, induciendo la remisión del tumor y prolongando su vida ocho años más. Esto llevó a un progreso en sus investigaciones que, sin embargo, posteriormente quedaron relegadas al desarrollarse métodos mucho más agresivos, pero también más eficaces, como la quimioterapia y radioterapia. No obstante, sentó un precedente para todos aquellos que siguen dedicándose hoy en día al estudio de esta terapia, habiendo avanzado mucho en los últimos años.
La inmunoterapia, o terapia biológica, se basa actualmente en la utilización de las células del sistema inmunitario para la eliminación de las células tumorales. Para esto, se necesitan una serie de “señales”, llamadas citocinas, que permiten el correcto funcionamiento y activación de dichas células inmunitarias, siendo capaces de “marcar” a aquellas células cancerosas que, de otra manera, consiguen esconderse del sistema inmunológico y pasar desapercibidas.
No obstante, esta terapia no puede utilizarse aún con todos los pacientes, aunque hay líneas de investigación abiertas con ensayos preclínicos y clínicos, sobre sus efectos secundarios y reacciones adversas, quedando aún un largo camino por recorrer.

¿Puede llegar a ser una alternativa de las terapias actuales? Aunque aún no lo sabemos, su estudio está en un momento clave y que hay resultados esperanzadores sobre su uso como terapia personalizada en función de la necesidad de cada paciente. 

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