lunes, 29 de mayo de 2017

Las dietas milagro: ¿De verdad funcionan?

Por Pablo Iturbe Sanz

Estamos en primavera y eso significa que el verano está a la vuelta de la esquina. En esta época del año es cuando los gimnasios hacen su particular agosto. Avalanchas de personas que quieren tener un cuerpo digno de enseñar cuando se vayan de vacaciones a la playa se enrolan en los centros deportivos. Además, en los últimos años han tenido una gran repercusión las denominadas “dietas milagro”. Estos regímenes de comidas extremos nos prometen perder esos “kilitos de más“ en apenas unas semanas. Así, podremos lucir “tipín” cuando paseemos por la playa o cuando tomemos sol en la piscina de nuestra urbanización. Aunque esto parezca muy tentador, algunas veces no somos conscientes de los graves problemas de salud que pueden acarrear estas dietas. Cabe destacar, además, que no existen pruebas científicas que indiquen que estas dietas pueden ser una buena elección a la hora de perder peso.


Hay más de 60 tipos de dietas milagro y cada una tiene su propio método. Entre ellas están las dietas que se conocen como hipocalóricas desequilibradas. Estas se caracterizan por un bajo contenido de energía obtenido de un consumo de alimentos poco variado, que pueden derivar en carencias de determinados nutrientes. Muchas de estas dietas tienen nombre propio (para que puedan ser reconocidas más fácilmente y ser más populares). Una de estas dietas de contenido bajo en energía es la “Dieta Mayo”, que no tiene nada que ver con las clínicas de estética. Esta se caracteriza por ser muy baja en calorías (aporta unas 700) y por un elevado consumo de huevos (de 4 a 6 al día). Además, excluye la ingesta de productos lácteos.
Otro tipo de dietas son las llamadas disociativas, cuya principal teoría es que los alimentos no engordan por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones. Así podemos comer lo que queramos, pero no en la misma comida. En este tipo de dietas podemos mencionar la llamada “Dieta Montignac”, que no permite la ingesta de hidratos de carbono y proteínas a la vez. Por esto, alimentos como la leche no tienen cabida.
Por último, podemos destacar las dietas excluyentes. Se basan esencialmente en eliminar de la dieta algún nutriente. Tenemos que tener en cuenta que los nutrientes se definen como aquellas sustancias que el organismo necesita y no puede sintetizar. Así pues, deben de ser aportados por la dieta y su carencia puede ocasionar una patología. Entre estas dietas excluyentes destaca la “Dieta Atkins”, caracterizada por ser una dieta cetogénica. Consiste en reducir al máximo el consumo de hidratos de carbono, pero sin marcar ninguna limitación sobre lípidos y proteínas.

Como ya se ha mencionado, estas dietas pueden tener graves efectos secundarios, tales como trastornos metabólicos, alteraciones gastrointestinales y alteraciones circulatorias. Agencias como la AESAN (Asociación Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) o el GREP-AEDN (Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas) las desaconsejan como métodos de adelgazamiento. Así, si de verdad queremos tener buena salud, tenemos que recurrir a los grandes tópicos: una dieta equilibrada y actividad física. Esto está muy visto, pero es lo que de verdad funciona.

Imagen tomada de http://www.chistes21.com/chiste/15289_nada-de-dietas

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