Por Sergio Navas Yuste
“Escribir es como hacer el amor. No te
preocupes por el orgasmo, preocúpate del proceso." - Isabel Allende
Érase una vez una princesa a la que llamaron
Marie, sobrina-nieta del militar y gobernante francés Napoleón Bonaparte. Nació
en 1882 y, como toda princesa, tuvo una vida de cuento. Al cumplir los 25 años
se casó con el príncipe Jorge de Grecia en un matrimonio de conveniencia. Tras
la boda se enteró de que al príncipe las mujeres le eran completamente
indiferentes. Por lo tanto, buscó una larga serie de amantes con los que satisfacer
su potente libido. Cuál fue su sorpresa cuando no pudo alcanzar el orgasmo
durante ninguno de sus coitos, aunque si lo alcanzaba mediante la masturbación.
Marie Bonaparte. Imagen tomada de ovejanegra
La princesa no se dio por
vencida y empezó a estudiar anatomía, fisiología y psicología con un gran
entusiasmo, tratando de confirmar una de sus teorías. Para ello, entrevistó a
243 mujeres sobre su vida sexual, la calidad de sus orgasmos y la distribución
anatómica de sus genitales. Marie clasificó a las mujeres en tres grupos, según
la distancia entre su clítoris
y vagina. En las
paraclitorianas la distancia era menor a 2,5 cm (69% de las entrevistadas).
Éstas eran quienes tenían mayor
frecuencia de orgasmos. Las teleclitorianas tenían el clítoris a más de 2,5 cm
de la vagina (21%) y tenían dificultades para alcanzar el orgasmo. Por último,
las mesoclitorianas (10%) se movían en el terreno intermedio al que Marie
llamaba “el umbral de la frigidez”. Seguro que adivinas a que grupo pertenecía
Marie.
Estructura del clítoris. Imagen tomada de medicacenterfem
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En 1924 Marie publicó sus
sorprendentes resultados en la revista científica Bruxelles-Médical, con el pseudónimo de A. E. Narjani. Concluyó que
había una relación inversa entre la frecuencia de orgasmos durante el coito y
la distancia del clítoris a la vagina. Hoy día sabemos que este es uno de los
múltiples factores que contribuyen al orgasmo, junto con el estado anímico, el
estrés, el grado de excitación, la compenetración con la pareja, la capacidad
del amante... entre otros muchos.
Marie Bonaparte fue una
pionera en sexología. Así lo reivindicó el investigador Alfred Kinsey. Incluso el
descubrimiento del famoso punto G se lo debemos, en cierta manera, a la
princesa. Su descubridor, Ernst Gräfenberg, siguió sus textos en busca de zonas
erógenas en la pared frontal de la vagina. Sin embargo, quizás lo más curioso
sea que en la actualidad los cirujanos plásticos que se especializan en
reconstrucción vaginal fijan en exactamente 2,5 cm “la distancia armoniosa que
debe haber entre el clítoris y la vagina”.
Bibliografía: Pere Estupinyà (2013).
“S=EX2. La ciencia del sexo. Capítulo 2. Orgasmo según la distancia
entre el clítoris y la vagina”. Páginas 66-71. Editorial Debate
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