lunes, 7 de agosto de 2017

¿Hablan las bacterias?

Por Irene Tomico

Los organismos vivos se clasifican en unicelulares, formados por una sola célula, y pluricelulares, si se componen de varias células que dependen unas de otras, ya que cada una se especializa en una función. En este último caso, es evidente que tienen que existir mecanismos de comunicación entre ellas para coordinar de forma eficiente sus tareas. Pero, ¿es necesaria la comunicación entre organismos unicelulares si cada uno funciona de forma independiente?

Imagen tomada de: https://es.123rf.com

Las bacterias son los organismos unicelulares en los que más se ha estudiado la relación que mantiene cada célula con sus vecinas. El llamado “quorum sensing” es el mecanismo por el cual las bacterias se comunican con las células que viven a su alrededor con el fin de obtener información de la densidad de población que hay en el ambiente. Esto le permite a cada bacteria en concreto el generar una respuesta que beneficie a toda la población o solo a ella, causando o no perjuicio al resto. Este fenómeno es tremendamente importante en bacterias patógenas, ya que muchas veces el que la infección del hospedador resulte exitosa o no depende de dicho mecanismo. Otro proceso bacteriano relacionado con la patogenicidad para el cual es indispensable el “quorum sensing” es la formación de “biofilms”. Los “biofilms” son una asociación de bacterias que se coordinan para formar una estructura relativamente compleja mediante la producción de sustancias que les hagan mantenerse unidas unas a otras. Un ejemplo muy cotidiano es la formación de la placa en los dientes, formada por un conjunto de bacterias de varias especies unidas por lo que se llama matriz, que actúa de pegamento entre unas y otras.
¿Pero cómo se produce exactamente esta comunicación? Simplificando, las bacterias producen y secretan determinadas moléculas llamadas autoinductores. De esta forma, cuantas más bacterias haya, más concentración de estas moléculas habrá en el medio. Todas las bacterias de la población detectan estas moléculas presentes en el ambiente. Cuando se llega a una determinada concentración umbral, alcanzándose el quórum, se empiezan a expresar una serie de genes que desembocan en una respuesta colectiva. Ejemplos de esta respuesta pueden ser la secreción de factores de virulencia para comenzar la infección o la secreción de las sustancias que forman la matriz en los ejemplos anteriores. Este mecanismo se ha estudiado mayoritariamente en bacterias, pero también ha sido descrito en hongos y plantas.

Así, la próxima vez que nos preguntemos si el acto de comunicación es algo restringido a los humanos y a algunas especies de animales (baile de las abejas, por ejemplo), ya sabremos que la respuesta será que no. La comunicación entre otro tipo de organismos que nos puedan parecer más sencillos existe y es imprescindible para su supervivencia. 

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