miércoles, 23 de agosto de 2017

La importancia de saber idiomas.

Por Diego García

“Por primera vez en la historia de la ciencia, 
caminamos con nuestro libro de instrucciones en la mano”. - Francis Collins

¿Cuántos idiomas hablas tú? ¿Y cuántos se “hablan” en tus células? ¿Sabías que hay “traductores celulares”?
Resulta que en nuestro cuerpo hay infinidad de intercambios de información a niveles muy, pero que muy distintos. Y muchos de ellos se realizan en idiomas diferentes, por lo que se necesitan traductores celulares. Vamos a irnos a la escala del ADN, de nuestro ADN. En él está codificada, en forma de secuencias de cuatro letras (A, C, G y T), la información necesaria para construir casi todos los tipos de proteínas que existen en nuestras células. El ADN es el libro de instrucciones más preciado de nuestras células y, como tal, deben preservarlo y compartirlo con su descendencia celular. ¿Cómo lo hacen?
Cuando una célula va a dividirse en dos, unas proteínas llamadas ADN polimerasas copian las dos cadenas de ADN enteritas y revisan que lo que han copiado esté bien. Es parecido a cuando estamos leyendo un libro y copiamos una frase que nos ha gustado, si no fuera porque las ADN polimerasas son capaces de copiar el libro entero… En cualquier caso, copian todo el ADN, obteniendo dos ADNs idénticos y éstos se reparten equitativamente entre las dos células hijas que se forman a partir de la célula madre.
Por otro lado, la célula para sus funciones, incluida la duplicación, necesita fabricar proteínas. Pero en la célula no se producen proteínas a partir de ADN directamente. El ADN debe convertirse en ARN. Sin embargo, las ADN polimerasas no pueden fabricar ARN porque no “hablan” el ARN, se requiere un traductor: las ARN polimerasas.
Las ARN polimerasas copian solo una de las dos cadenas de ADN y la transcriben a ARN. El ADN y el ARN son diferentes químicamente; además, el ARN en lugar de “escribirse” con A, C, G y T se escribe con A, C, G y U. Mientras que las ADN polimerasas copian un libro tal cual, las ARN polimerasas copian una frase en concreto (un gen) y cambian todas las Ts de esas frase por Us. Son bilingües porque leen el ADN y lo transcriben a ARN y, encima, comprueban el ARN para evitar introducir errores.
El ARN sale del núcleo y es leído por los ribosomas, que se les conoce como “fábricas de proteínas”. Ellos traducen el ARN leyéndolo de tres en tres letras y son capaces de generar secuencias de aminoácidos, que forman nuestras proteínas. La traducción de ARN a aminoácidos está estrictamente regulada por el código genético.


La existencia de distintos “idiomas moleculares” es crucial para el mantenimiento y el buen funcionamiento de nuestras células, siempre y cuando actúen los traductores correspondientes. Tu cuerpo, además, habla otros idiomas, entre proteínas, entre células, órganos y tejidos. ¡Cuántos idiomas “hablas” sin saberlo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario